Erase una vez una familia que fue cargada de caramelos a un colegio en Zambia. Una niña se acercó a pedir uno. Se dio media vuelta y volvió a poner la mano para pedir otro. Cuando volvió a pedir el tercero, se le dijo que ya se le había dado antes. Sonrió. Y dejo ver en su boca los dos caramelos anteriores con papel incluido. Inocencia. Picardía.